viernes, 28 de diciembre de 2012

Waiting...

Esperar...

Esperar al primer día del año. 

Esperar para volver a escribir en el ciberespacio. 

Siempre esperando a que me lleguen las cosas.

Pero ya no. 

Ese es mi propósito para el año que recién nacerá. 

miércoles, 16 de mayo de 2012

Feliz ignorancia

Hace un tiempo escuché en la radio a una mujer que para llegar al altar en el día de su boda había elegido "Yesterday" de los Beatles. ¡¿Cómo?! me dije mientras torcía la esquina de una tienda de espejos y marcos de cuadros de pintores del Ikea. Daba la justificación de que desde siempre The Beatles fueron su grupo favorito y que "Yesterday" una de las canciones que habían marcado su vida. Bien. Hasta ahí de acuerdo. Pero, ¿ni siquiera había buscado en google la letra para leer lo que decía realmente antes de tomar una decisión- a mi entender- tan importante? Si lo hubiera hecho se habría dado cuenta que no es precisamente la canción adecuada para celebrar la unión del amor feliz. O quizás sí lo había hecho y prefirió dejarse arrastrar por la música de Paul y John y el ritmo de su voz y quedarse en esa feliz ignorancia. Hay gente así.

¿Y qué dice entonces la letra? Que los problemas, la soledad, el desamor, la tristeza han vuelto y que se quedarán para siempre. Que ahora no es ni la mitad del hombre que solía ser. Que añora tanto el ayer. Ese ayer donde el enamorarse y desenamorarse era tan fácil. Donde todo era un juego aparentemente inocente. Ahora solo quiere esconderse y desaparecer.

Bueno, es una interpretación mía pero creo que se aproxima bastante. En todo caso, no puede haber nada más lejos de un amor que se presume feliz y eterno.





martes, 8 de mayo de 2012

A vueltas de nuevo

Empecé este blog con la intención de escribir un post al día durante al menos el primer mes. Pero... duré exactamente 25 días. Visto ahora no está mal, solo me faltaron cinco días para lograrlo. Podría decir que estaba sobrecargado de trabajo, que no pude acceder a internet es un tiempo o que incluso que tuve una larga enfermedad... Sería mentir con descaro. Lo único que sucedió fue que un día la molicie, la falta motivación o ahora eso que llaman algunos gafapastisles o snobs de proscrastinación (aunque creo que ya ha dado la vuelta y ahora se menciona como algo paródico) me pudo sin remedio. Y un día siguió al otro inevitablemente. Y como pasa con esos amigos no muy cercanos a los que cuanto más tiempo estás sin contactar con ellos más incómodo te resulta mandarles si quisiera un saludo, así me pasaba según iban cayendo los días sin actualizar el blog. Pero ayer alguien me dejo un acertado comentario en uno de mis post y fue motivación suficiente para al menos intentarlo de nuevo. No prometo un post al día, pero sí espero no dejar que se oxide...

Nota: Y también tengo pendiente de actualizar mi otro blog, ains.

domingo, 11 de marzo de 2012

Sensaciones

Las palabras salen de mi frágil bolígrafo a pausas cortas y tirantes. Intento plasmar las sensaciones que no se pueden plasmar en una hoja de papel. Voy dando tumbos por los márgenes y apenas caigo en un sórdido punto final cuando me doy cuenta que no he escrito absolutamente nada.

Nada...

Solo poesía.



Foto de José Luis Sandoval

 

sábado, 10 de marzo de 2012

Moebius

Esta mañana, a los 73 años ha muerto Jean Giraud, alias Moebius: un grande de la historieta europea y mundial. Su estética revolucionó no solo el mundo del cómic sino al propio mundo del cine. Solo hay que comparar la escenografía de "Blade runner" y "Alien" (en la que participó en la preproducción) con "El incal", una de sus obras maestras. Capaz de evolucionar del realismo más puro con el Teniente Blueberry a las imágenes oníricas de El incal, los ojos del gato o El mundo de Edena.

[caption id="" align="alignnone" width="258" caption="Escena de uno de los cómics de Blueberry"][/caption]



[caption id="" align="alignnone" width="195" caption="El incal"][/caption]

Fue el que me abrió la mente y desarrolló mi imaginación con Los mundos de Edena. Una fantasía onírica que animo a descubrir y adentrarse en ella, a pesar de que en ocasiones resulte confusa y excesivamente imaginativa, una verdadera obra de arte.

Hasta siempre maestro.



 

viernes, 9 de marzo de 2012

Rutinas

Caminaba de un lado al otro del andén a pasos largos y lentos, esperando a que el indicador que colgaba sobre mi cabeza indicara que el tren ya se acercaba. Escuchaba la radio. Sonaba "Dancing in the dark" de Springsteen. La caras se veían tristes y somnolientas, expectantes como si estuviéramos en el rodaje de una película en la que estuviera a punto de suceder algo dramático o extraordinario. Pero el tren llega y nada ocurre. Frena, abre sus puertas, entramos. Me siento frente a una chica joven, de rasgos suaves, pelo corto, gafas negras de pasta. Nos sonreímos.

Nada más sucedió.

jueves, 8 de marzo de 2012

Día de la mujer

Hoy solo voy rendir homenaje a todas las mujer que a lo largo de la historia han sido discriminadas y minusvaloradas por el poder patriarcal. Que ojalá que no debiera existir un día para recordarnos que aun falta demasiado para la igualdad.

Y como, a veces, una imagen vale más que mil palabras dejo la reflexión de ese genio que es Forges.



 

miércoles, 7 de marzo de 2012

Mis 5 sitcoms favoritas (sin orden de relevancia...)

Roseanne (1988-1997) ABC. 9 Temporadas

Una de las primeras series en retratar una familia de clase media americana. Y una de las primeras en incorporar el drama. Y lo hace sin estridencias, como algo natural. Una maravillosa disección de las pequeñas tragedias y los pequeños logros que suceden en cualquier núcleo familiar. Lástima que las últimas temporadas fueran fagocitadas por  el ego de la protagonista Roseanne barr y la serie terminara en un psicodélico y vergonzante final.







Seinfeld (1990-1998) NBC. 9 Temporadas

Con personajes icónicos (Constanza, Elaine, Kramer, el propio Seinfeld), escenas que aun se recuerdan por toda la red (probad a buscar "sopa nazi" en google) o capaz de hacer subir vertiginosamente las ventas del caramelo Pez  por ser protagonista de uno de los episodios rompió los moldes de la comedia en la televisión. Y lo hace sobre lo cotidiano, sobre lo absurdo del comportamiento humano, sobre nosotros mismos. 







Louie (2010- ) FX. 2 Temporadas

La última en llegar y aun en antena. Heredera de Seinfeld y Curb your enthusiasm (serie que continúa la anterior, protagonizada por Larry David co-guionista y productor de Seinfeld y más irreverente y de idéntica calidad) da una vuelta de tuerca y hace que reflexionemos sobre la miseria humana partiendo de la propia comedia. Porque cuando Louie (otro cómico que se gana la vida haciendo monólogos) se baja del escenario nos muestra el lado cruel y oscuro de la realidad. Sus miserias, su lucha por seguir adelante, su humanidad.







Frasier (1993-2004) 11 Temporadas

Para mí la TSNR (tensión sexual no resuelta) mejor llevada de la televisión. Desde el primer capítulo sabemos que Nails se enamora perdidamente de Daphne, pero no será hasta mucho más adelante (en la sexta o séptima temporada no recuerdo bien) no se culminará su amor. Y todo sucede de la forma más sutil y progresiva posible. Con uno de los personajes más divertidos y especiales de la historia televisiva sin aparecer en pantalla ni una sola vez: Marice, la esposa de Nails.

El mejor spin-off de la televisión.







 

The Simpsons (1989- ) 24 Temporadas

Porque sí. Porque es "la serie". Recién cumplidos los 500 episodios poco se puede decir que no se haya dicho ya. Se podría decir que es el símbolo de toda una generación, casi de toda una época. Hoy no se puede decir que eres realmente importante hasta que no salgas en Los Simpsons. Profunda, irreverente, cómica, referencial...

Maestra.







 

domingo, 4 de marzo de 2012

Momo (o la extraña historia de los ladrones de tiempo y de la niña que devolvió el tiempo a los hombres) (1973), Michael Ende

Fue hace ya 36 años que apareció esta historia. Pero creo que aun no hemos aprendido demasiado de ella. Para quien quiera escuchar(o leer en términos estrictamente exactos) les contaré que sucede en una de esas ciudades cada vez más grandes, cada vez más pobladas y cada vez más solitarias.

Sucede en un apartado suburbio de esa gran urbe, habitado por gente humilde y cordial. En ese suburbio descansan las antiguas ruinas de un antiguo anfiteatro y bajo él, en una de sus cámaras medio derruidas por el paso de los siglos, vivía Momo.

Y es Momo, pequeña y bastante flaca, de una edad indefinida desde los siete a los trece años, que casi siempre iba descalza y que tan solo poseía nada más que lo que le regalaban o lo que encontraba por ahí, la protagonista sobre la que gira todo el sentido de la historia.

No obstante, claro está, están los hombres grises. Siempre en traje, corbata y maletín en mano; con un cigarrillo entre sus labios y el único deseo de consumir todo el tiempo de los hombres...

[caption id="" align="alignnone" width="270" caption="Los Hombres grises"][/caption]

Pero en su ayuda estará la tortuga Caisopea, siempre lenta aunque segura, y el maestro Hora, el guardian del tiempo.

Reflexión sobre el valor de las cosas, del cada vez más perdido arte de escuchar, del poder de la imaginación, de la libertad de ser uno mismo...



Fragmento:

- ¿Te gustan los acertijos?- le preguntó, como quien no quiere la cosa, mientras seguían su camino.

- ¡Sí! ¡Mucho!- contestó Momo-.¿Sabes alguno?

- Sí-dijo el maestro Hora, mirando sonriente a Momo-, pero es muy dificil. Muy pocos saben resolverlo.

- Eso está bien-dijo Momo-, así me lo aprenderé y se lo repitiré más tarde a mis amigos.

- A ver si lo adivinas- contestó el maestro Hora-. Atiende:

Tres hermanos viven en una casa:

son de veras diferentes;

si quieres distinguirlos,

los tres se parecen.

El primero no está: ha de venir.

El segundo no está: ya se fue.

Sólo está el tercero, menor de todos;

sin él, no existirían los otros.

Aún así, el tercero sólo existe

porque en el segundo se convierte el primero.

Si quieres mirarlo

no ves más que otro de sus hermanos.

Dime pues: ¿los tres son uno?,

¿o sólo dos?, ¿o ninguno?

Si sabes cómo se llaman

reconocerás tres soberanos.

Juntos reinan en un país

que ellos son. En eso son iguales.

sábado, 3 de marzo de 2012

Claves de la sitcom americana

Hoy voy a hablar sobre lo que caracteriza a toda sitcom americanas.


1. Duración


Cada capítulo está comprendido entre los 21-22 y los 28-30 minutos, aunque son mayoría las de menor duración. Eso sí, sea cual su duración todos los capítulos tendrán la misma (excepto los especiales de navidad o Hallowen en ocasiones).


2. Escasos escenarios


Las sitcom se sustentan sobre dos-tres escenarios alrededor de los cuales gira toda la acción. Por ejemplo en “Friends” los distintos arcos argumentales se sitúan entre la casa de Mónica, la casa de Chandler y Joey y el “Central Perk”. Esto no quiere decir que existan múltiples escenarios a lo largo de la serie, sin embargo estos son puntuales, solo aparecen para situar una determinada historia. No ocurre así con los escenarios fijos que cumplen la función de situar al espectador y tomarlos como referencia, como un lugar conocido que siempre asociarás a la serie.


[caption id="" align="alignnone" width="259" caption="Chandler, Ross y Joey en el Central Perk"][/caption]



3. Personajes planos


La sitcom debe ser un mundo aislado y perfecto y como tal su personajes también deben ser, en cierta forma, aislados y perfectos. Dicho de otro modo, los personajes no evolucionan a lo largo de toda la serie. Seguirán siendo los mismos tanto en el primer capítulo como en el 64. Por supuesto les pasan miles de cosas pero en esencia no cambian puesto que están anclados a esos escenarios fijos de los que no pueden escapar.


4. Estructura narrativa 


Al igual que cada serie tiene idéntica duración, también tienen idéntica estructura narrativa en cada episodio. Lo habitual es que se desarrollen dos arcos argumentales, dos historias en la que una lleva el peso del episodio y otra secundaria que actúa como vía de escape y que normalmente es la más cómica. También pueden desarrollarse tres, o solo una. Las variaciones son innumerables, pero siempre se procurará seguir el mismo esquema para que, una vez más, el espectador la reconozca, sin sorpresas. Una de las más rígidas y evidentes que recuerdo es la de la serie "Padres forzosos", que se repetía como un calco.


5. Tensión sexual no resuelta


Hago un punto más con este recurso narrativo, el más utilizado a lo largo de la historia, no solo de las sitcom, sino del cine y la televisión y es el que hace que avance y perduren la gran mayoría de series y películas. Consiste, brevemente, en el chic@ quiere a chic@ pero uno de ellos no le corresponde. Así, siempre existirá ese transfondo amoroso, esa "tensión sexual" entre dos de los protagonistas. Para muchos guionistas (y para todos los productores...) es un recurso imprescindible para el éxito de la serie. Aunque también hay que tener cuidado pues si se abusa de él puede volverse en tu contra y el espectador se canse de esa tensión sin que suceda nada entre ellos dos. Pero si se lleva con maestría puede ser el motor que lleve al éxito de la serie.


Claro que no todas las sitcom cumplen con estos cinco puntos, pero al menos todas sí comparten con alguno o algunos de ellos. Y, como no, están las que rompen con las convecciones y  sobresalen de la media. Pero de eso hablaré otro día.

viernes, 2 de marzo de 2012

Pasos al frente

  Un antiguo filósofo griego dijo alguna vez que en la vida existían dos opciones: descansar o ser libre. En mi caso estuve derrumbado sobre un sillón la mayor parte de mi vida, aunque creo que más bien por inercia que por servilismo. Era mucho más cómodo desaparecer entre mi mundo, que enfrentarme a la ingratitud de la sociedad. Siempre disfruté más jugando solo que con cualquiera de mis escasos amigos. Se entrometían en mis silencios y mis batallas de soldados de juguete. Pero debía convivir en sociedad y si me apetecía jugar solo con mis juguetes y mis libros, se colgaba la etiqueta de tímido y reservado. Quizás fuera cierto aquella distinción, aunque tal vez no dejaran expresar mi verdadera identidad.


  Pero decidí ser libre. Como dijo Borges, un mañana te levantas y descubres realmente quien eres. Aún no he descubierto quién soy, pero de lo que sí estoy seguro es de quién no soy. Desde el momento en que deje de escribir esta entrada intentaré, en la medida de mis posibilidades y las de la sociedad, no encarnar más otro personaje.


jueves, 1 de marzo de 2012

Pildoras azules (2001), Frederick Peeters

Frederick va enumerando entradas del diccionario hasta que llega a la que busca: discordante. En voz alta lee la definición para Cati, que esta asomada al balcón. La busca porque el médico les ha dicho que son una pareja "discordante" y no sabían exactamente a qué se referían. Parece ser que no era algo bueno. Pero Frederick sale al balcón, se asoma junto a Cati aun resoplando y maldiciendo a los médicos. Cati le mira fijamente, le abre una enorme sonrisa y le dice: "te quiero".

 

Este podría ser el comienzo de una historia de amor  cualquiera de una pareja cualquiera salvo por el hecho de que Cati y su hijo de tres años son seropositivos.

Leí "Pildoras azules" al poco de que saliera, hace ya varios años. En aquella época compraba bastantes tebeos (o cómics o novelas gráficas, que cada uno escoja la denominación) y solía guíarme por los blogs de referencia sobre este mundillo. Sin embargo, descubrí esta obra casi de casualidad, cuando repasaba de un vistazo la portada de los nuevos títulos que se mostraban como maniquíes sobre la repisa de una famosa tienda de cómics de Madrid. En la cubierta, un sofá navegaba a la deriva con una pareja sonriente sobre un mar azul agitado.



La historia se dibuja con lineas muy sencillas, agradables y claras. Solo dibujando lo imprescindible para transmitirnos la emoción en cada viñeta (con esos característicos ojos grandes, de pupilas enormes, que lejos de caricaturizar al personaje hace que empaticemos aún más con él).

Es una obra que pertenece a ese indefinido género que se denomina autobigrafía de ficción. No porque lo que se cuente en sus páginas sea mera inventiva sino por desfragmentar la realidad hasta tal punto que carezca de importancia si lo que nos cuentan sea ficción o no. Como tal autobiografía se nos presenta, al poco de comenzar la historia, a un Peeters enfrascado en la realización de un cómic, el mismo cómic que leemos en ese preciso instante, advirtiéndonos que lo que leemos son una especie de memorias sobre uno de los acontecimientos más importantes de la vida del autor: el descubrimiento del amor de su vida y de las dificultades para sacar adelante esa relación.

Peeters podría habernos llevado por la senda del dramatismo. Dibujar un paisaje gris, incluso moralista. Pero, en cambio, nos relata la historia con sencillez y sin ningún tipo de autocompasión ni tragedia. Nos muestra lo cotidiano: las dudas, los miedos, la ansiedad ante lo desconocido. Desnuda su intimidad con una valentía desgarradora, sin pudor. Como se enfrenta al hecho de que jamás podrá tener una sexualidad normal, el pánico cuando algo sale mal y la terrible incertidumbre hasta que el médico te comunica que todo está bien.



Pero más allá de la enfermedad, es una historia de amor. Una gran historia de amor. Una de las más bellas que he leído en mucho tiempo.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Conversaciones...

Esta tarde estaba tomando mi café en una de las cafeterías que suelo frecuentar. Estaba sentado en una mesita junto al ventanal tapizado con el inicio de una de las novelas de Dyckens que aun no he conseguido averiguar. A mi lado, alrededor de una mesa más grande, se sentaba un grupo que rápidamente asocié como compañeros de trabajo. Dos mujeres, tres hombres y una adolescente que se sentía descolocada y tremendamente aburrida. Hablaban de trabajo. Uno de ellos (con perilla, pelo corto, de traje) dirigía la conversación. Le seguía una de ellas (pelo largo rizado, morena, segura de sí misma) hilando los temas que iba sacando. El resto se colaba cuando uno de los dos dejaba suelto alguno de los hilos. Conversaban sobre números y objetivos de ventas; sobre compañeros que facturaban menos que otros años; sobre envidias encubiertas y burlas hacia el que no se ajusta a su modelo del mundo. Escuchándoles, me sentí tan alejado de ellos como de su mundo. Ese mundo en el que sienten las etapas de su vida como compartimentos estancos a los que no hay que dejar que se filtre nada. Porque eres adulto y debes hacer lo que hacen los adultos y cualquier desvío de las normas te hará débil y señalizable por el resto del grupo. Porque al fin y al cabo, solo consiste en eso: en dejar de ser tú mismo para ser aceptado por el resto, aunque eso signifique empujar hacia el fondo a los que no lo consigan.

Apuré mi café, lo acerqué a la barra y me fui de allí con la tranquila sensación de no pertenecer a uno de esos mundos.

martes, 28 de febrero de 2012

Pereza

Hoy llegué tarde y la pereza me pudo más que el compromiso. Además tenía varias ideas en mente pero que debía de trabajarlas más detenidamente. Aunque la verdad es una mera excusa para no decir que simplemente hoy me ha vencido la falta de ganas de escribir. Eso me recuerda a un magnífico episodio de "Seinfield" en que él y Constanza, su amigo, intentan escribir un guión sobre la serie que han propuesto a una productora sobre su propia vida y que claro no se les ocurre nada sobre lo que escribir, una fantástica metaficción narrativa de esa serie sublime de la que algún día hablaré.

Así que hoy solo escribiré que no escribo.

 

lunes, 27 de febrero de 2012

Sueños...

Estos días he estado escuchando en distintos medios de comunicación la publicidad de la lotería nacional, en la que anunciaban un premio extraordinario por sus 200 años. El caso no me sería demasiado relevante sino fuera por el modo que han tenido de publicitar el sorteo. La campaña se llama "El día de los sueños cumplidos" y mediante testimonios (supongo que con actores en su mayoría, aunque algunos programas de radio lanzan al aire algunos presuntamente reales) de los sueños que se te han cumplido invitan a jugar para que así consigas el tuyo. Y ahí es donde me chirría y me molesta enormemente. Me molesta porque da a entender que solo con dinero puedes conseguir tu sueños. Que si estás hipotecado hasta las cejas, tienes una familia a la que mantener y un sueldo de ciudadano medio español jamás podrás cumplir tus sueños, sea cual sea este. Me molesta porque parece que todos debemos elegir la vía fácil para conseguir aquello que deseamos y que los que se esfuerzan y luchan por sí mismo sin esperar que caiga algún tipo de maná del cielo, son poco menos que unos pobres diablos, unos idiotas que no saben aprovecharse.

Yo soy uno de esos pobres diablos, uno de esos idiotas que, aunque no logre alcanzar mi sueño, no dejaré de luchar por él.

domingo, 26 de febrero de 2012

El señor de las moscas (1954), William Golding

Un accidente de avión. Una isla desierta. Y un grupo de adolescentes aislados de la civilización. Así comienza una historia única, de las denominadas de aprendizaje o de transición a la vida adulta, pero que es mucho más que eso.

Es una novela sobre la condición humana, sobre la pérdida de la inocencia. De forma alegórica Golding nos muestra el choque entre el instinto salvaje que destruye el orden, representado por Jack; contra la armonía y la civilización representado por Raphl. La bondad (Simon), la cordura de la sociedad (Piggy), el pueblo común (los más pequeños) serán también otros elementos que aparecen representados.

Una caracola para ejercer el orden. Un jabalí ensartado en un vara afilada, un fuego al que mantener dará demasiados problemas, un suceso macabro y oscuro...

Fragmento:

Estaba de pie, en medio del polvo desencadenado por la lucha, y cuando la tribu advirtió su intención los vítores se transformaron en un prolongado abucheo. Piggy alzó la caracola; el abucheo cedió un poco para surgir después con más fuerza.

—¡Tengo la caracola!

Volvió a gritar:

—¡Os digo que tengo la caracola!

Sorprendentemente, se hizo el silencio esta vez; la tribu sentía curiosidad por oír las divertidas cosas que diría. Silencio y pausa; pero en el silencio, un extraño ruido, como de aire silbante, se produjo cerca de la cabeza de Ralph. Le prestó atención a medias, pero volvió a oírse. Era un ligero «zup». Alguien arrojaba piedras; era Roger, que aún tenía una mano sobre la palanca. A sus pies, Ralph no era más que un montón de pelos y Piggy un saco de grasa.

—Esto es lo que quiero deciros, que os estáis comportando como una pandilla de críos.

Volvieron a abuchearle y a guardar silencio cuando Piggy alzó la blanca y mágica caracola.

—¿Qué es mejor, ser una panda de negros pintarrajeados como vosotros o tener sentido común como Ralph?

Se alzó un gran clamor entre los salvajes. De nuevo gritó Piggy:

—¿Qué es mejor, tener reglas y estar todos de acuerdo o cazar y matar?

De nuevo el clamor y de nuevo: «¡Zup!».

Ralph trató de hacerse oír entre el alboroto.

—¿Qué es mejor, la ley y el rescate o cazar y destrozarlo todo?

Ahora también Jack gritaba y ya no se podían oír las palabras de Ralph. Jack había retrocedido hasta reunirse con la tribu y constituían una masa compacta, amenazadora, con sus lanzas erizadas. Empezaba a atraerles la idea de atacar; se prepararon, decididos a llevarlo a cabo y despejar así el istmo. Ralph se encontraba frente a ellos, ligeramente desviado a un lado y con la lanza preparada. Junto a él estaba Piggy, siempre en sus manos el talismán, la frágil y refulgente belleza de la caracola. La tormenta de ruido les alcanzó como un conjuro de odio. Roger, en lo alto, apoyó todo su peso sobre la palanca, con delirante abandono.

La roca dio de pleno sobre el cuerpo de Piggy, desde el mentón a las rodillas; la caracola estalló en un millar de blancos fragmentos y dejó de existir. Piggy, sin una palabra, sin tiempo ni para un lamento, saltó por los aires, al costado de la roca, girando al mismo tiempo. La roca botó dos veces y se perdió en la selva. Piggy cayo a más de doce metros de distancia y quedó tendido boca arriba sobre la cuadrada losa roja que emergía del mar.

[caption id="" align="alignnone" width="290" caption="Fotograma de la película basada en la novela"][/caption]

sábado, 25 de febrero de 2012

"Los niños tontos", Ana María Matute

Relatos desde el débil, desde el cobarde, desde el feo, el jorobado, desde el profundamente triste,... Desde la mirada de aquellos niños a los que nadie se atreve a mirar, a los que son diferentes, niños que ven el mundo con otro espejo que no es el nuestro, como si se les hubiera clavado en el fondo de sus pupilas el mismo diminuto cristal que lo hiciera en el pequeño Kay en aquel famoso cuento de Andersen.

Quizás estos relatos sean demasiado crudos y crueles incluso para un adulto, pero de ellos se puede absorber toda la esencia de lo que llamamos vida. El desgarro de perder definitivamente la infancia, del conocimiento de la muerte, de ti mismo...

Fragmento:

Todos los días, cuando volvía del colegio, el niño que soñaba miraba aquella gran ventana del palacio. Dentro de la ventana había un árbol. El niño no lo podía comprender, y ni siquiera en sueños podía explicarselo. Alguna vez le decía a su madre: "En ese palacio, dentro de la habitación, al otro lado del cristal de la ventana, tienen un árbol". La madre le miraba con ojos serios y fijos. De pronto, parecía que tenía miedo, y le ponía la mano en la cabeza: "No importa, niño," le decía. Pero el recuerdo del árbol perseguía al niño fuera de sus sueños. "Vi el árbol ayer por la mañana y ayer por la tarde, dentro de la habitación. Los de ese palacio tienen un árbol en el centro de la sala. Yo los he visto. Es el árbol gemelo del que vive en la acera, dentro de su cuadrito de tierra, entre el cemento. Sí, madre, es el árbol gemelo, les vi ayer hacerse muecas con las ramas." Como no podía ya pensar en otra cosa, hasta sus sueños le abandonaron. Cuando llegaron los días sin mañana, sin tarde, ni noche, cuando la mano de la madre se quedaba micho rato en su frente, para frenar su pensamiento, el niño buscaba afanosamente en el suelo de su cuartito y debajo de la cama: "Tal vez el árbol me vaya buscando por debajo de la tierra, y vaya empujando la tierra, y vaya empujando la tierra, y me encuentre." El miedo de la madre le llegaba al niño a la garganta y sus dientes castañeaban. "No importa, niñó."

Por fin, un día, vino la noche. Entró en el cuarto y se lo llevó todo. "Madre, qué árbol tan grande", dijo el niño, perdido entre sus ramas. Pero ni siquiera oía ya la voz que repetía: "No importa niño, no importa".

[caption id="" align="alignnone" width="202" caption="Portada"][/caption]

Recomiendo encarecidamente esta edición en particular editada por Media Vaca, que al magistral texto se unen las envidiables y magníficas ilustraciones de Javier Olivares.

viernes, 24 de febrero de 2012

Deseos

Fue hace ya demasiado tiempo que no quiero recordar cuanto... A mi memoria se me vienen flashazos de una estación de tren, un viaje con mi familia hacia algún lugar inconcreto de la geografía nacional y la, para mí, siempre difícil decisión de elegir un par de cómics para leerlos durante lo que durara el trayecto (Decisión que aun hoy arrastro a la hora de comprar libros y cómics...). Pero, como sucede tantas veces, quería lo que no podía obtener. Y es que resulta que justo delante de mí un niño, desde ese punto de vista de envidia infantil, había comprado justo el cómic que estaba buscando. ¡Justo ese! Era de "Mortadelo y Filemón", casi mis únicas lecturas en aquel momento, y envidiaba ese tebeo con la pasta roja y reluciente. Y con la ingenuidad o la increíble magia de el espíritu infantil deseé ese cómic con todas mis fuerzas. Lo deseé y lo imaginé en mis manos. Sucedió que cuando volvía con mi padre de la cafetería del tren... allí estaba. El cómic sobre uno de los asientos, solo, sin nadie que pudiera reclamarlo. Dudé unos instantes en cogerlo. De hecho, fue mi padre el que lo hizo y me lo entregó observando la suerte que había tenido de que alguien se lo dejara allí. Pero yo sabía que no había sido suerte... Que estaba allí porque lo había deseado con todas mis fuerzas. O eso es lo que yo quiero creer.

Hoy, cuando estoy sin ganas y desesperanzado, recuerdo ese viejo tebeo y comienzo a desear con todas mis fuerzas... esperando que vuelva a dar resultado. 

jueves, 23 de febrero de 2012

Escalofríos

A veces cruzas tu mirada con una desconocida y sientes ese escalofrío que te recorre toda la espina dorsal. Pero sucede en el vagón de un tren atestado, en la cola de un supermercado o en el último asiento del autobús de la linea que casi nunca coges. Y lo dejas pasar... Lo dejas pasar porque sería demasiado extraño o demasiado atrevido acercarte a ella y decirle que tiene los ojos más bellos de todo el autobús, de todo el vagón, de todo el supermercado... Decirle que tu mundo se paró cuando se cruzó su mirada con la tuya. Que serías el hombre más feliz del mundo si tan solo te dejara invitarla a un café y contarnos nuestros sueños. Pero no lo haces. Lo dejas pasar y te dices a ti mismo que tendría novio, que se reiría de ti, que no merecería la pena. Y la olvidas. Y sigues adelante...

La próxima vez que me clave en la mirada de una desconocida prometo al menos intentarlo.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Pedro Salinas

Uno de los poetas de la famosa Generación del 27. Para él, lo aparente, lo que vemos y palpamos, nos oculta el auténtico fondo de las cosas. Así, su poesía busca esa realidad profunda. Por tanto presenta los objetos y las personas fuera de su circunstancias, como algo esencial. (La amada es siempre un “tú” que no tiene rasgos definidos).


Sin embargo tiene lenguaje sencillo, sobrio, casi cotidiano y natural.


En 1933 publica La voz a ti debida, el libro más importante de Salinas y uno de los libros de poesía amorosa del siglo XX español.


Está dedicada a un único amor, que se trata en su proceso: desde las dudas iniciales hasta la separación y la soledad o la nada final, pasando por los momentos de pasión culminante. Pero no va a través de una sucesión temporal, sino que nos lleva para que perdamos el hilo de la narración lineal.


Aqui os dejo con uno de esos poemas de "La voz a ti de debida".

A la noche se empiezan

a encender las preguntas.

Las hay distantes, quietas,

inmensas, como astros:

preguntan desde allí

siempre

lo mismo: cómo eres.

Otras,

fugaces y menudas,

querrían saber cosas

leves de ti y exactas:

medidas

de tus zapatos, nombre

de la esquina del mundo

donde me esperarías.

Tú no las puedes ver,

pero tienes el sueño

cercado todo él

por interrogaciones

mías.

Y acaso alguna vez

tú, soñando, dirás

que sí, que no, respuestas

de azar y de milagro

a preguntas que ignoras,

que no ves, que no sabes.

Porque no sabes nada;

y cuando te despiertas,

ellas se esconden, ya

invisibles, se apagan.

Y seguirás viviendo

alegre, sin saber

que en media vida tuya

estás siempre cercada

de ansias, de afán, de anhelos,

sin cesar preguntándote

eso que tú no ves

ni puedes contestar.

[caption id="" align="alignnone" width="440" caption=""La pescadora valenciana", Joaquín sorolla"][/caption]

martes, 21 de febrero de 2012

Tipología del aficionado

A lo largo de mi vida como espectador del mundo en general y de la gente en particular (que comenté en este post) he desarrollado cierta habilidad para clasificar e intuir las distintas personalidades de cada individuo. Al hilo de la anterior entrada ahora voy a dar mi visión particular (propia y personal claro está) sobre los tipos de aficionados que existen en el deporte, ya sea fútbol, baloncesto, balonmano o fútbol-sala.

Aficionado radical agresivo

Este tipo de aficionado es, como el propio título indica, el más peligroso y violento. Utiliza el deporte como mero vehículo para canalizar su agresividad, escudándose en la masa con el resto que son como él, donde puede expresar su odio e intolerancia que en otros ámbitos le sería imposible. Suelen ser jóvenes en un amplio espectro desde la adolescencia (15-16,17 años) hasta la treintena. Más allá de esa edad solo quedan sus líderes que ya son conscientes de su agresividad y la utilizan para manipular a sus pupilos. Hoy el deporte, y en concreto el fútbol, es el sustituto de aquellas guerrillas que asolaban la Tierra en la lucha por los territorios vecinos, el problema está cuando ya no es mera sustitución sino el eco inmediato de esa violencia.

[caption id="" align="alignnone" width="768" caption="Violencia Ultra en Egipto"][/caption]

Aficionado gruñón

Para él todos los que no siguen su cuerda están en su contra de su equipo. Terriblemente susceptible, es habitual de los programas deportivos de radio y televisión de cuyos presentadores exige la confesión de su equipo favorito, casi siempre creyendo que conspira contra el suyo cuando en realidad la mayoría de las veces no hacen más que arrimar el ascua a la sardina que más les favorece en cada momento. Sufridores natos que se toman el deporte demasiado en serio quizás porque sin él su vida se le haría insoportable.

Aficionado fanático devoto 

Podríamos decir que es una variante del tipo anterior, como si diéramos una vuelta de tuerca de más. De alguna forma sustituyen cierta carencia afectiva que, en mayor o menor grado, suelen tener (aunque en realidad quién no tiene en mayor o menor grado esa carencia...) y hacen de su equipo el único valor importante en su vida. Suelen ser los tipos raros, los que siempre suelen salir en los zapping y en resúmenes deportivos para mostrarnos su rareza, su extrema pasión por el equipo de sus amores. Sería envidiable su actitud sino fuera porque igual que lloran de emoción y de alegría casi hasta el paroxismo también caen casi en depresión cuando los resultados van mal y su alegría anterior se torna en tragedia.

[caption id="" align="alignnone" width="244" caption="Descenso del Betis"][/caption]

Aficionado "estandar"

El ponderado. El que se alegra enormemente por las victorias y al que tan solo le disgustan ligeramente las derrotas. Son los que ocupan el grueso de la afición cuando todo viene de cara y los que abandonan cuando se tuercen. Para él es solo un juego, un divertimento que sirve de excusa para estar con amigos y tener siempre temas de conversación. Con matices claro está, pero creo que es el tipo de aficionado al que me adscribiría.

Aficionado Puntual

El que solo es aficionado cuando ocurre un gran evento deportivo como las olimpiadas, o una Eurocopa o un Mundial de fútbol. Animan incluso más que los habituales pues se sienten como parte de un espectáculo que no es solo deportivo sino un acto social en el que todos participamos. Aparecen, claro está, con la selección española pues simboliza a todo un grupo del que, como ya he dicho, formamos parte.



El no Aficionado

Cuando toda una ciudad o incluso todo un país está encerrado en bares o o salones de la casa, él se va al cine o al teatro o a cualquier otro lugar donde no se hable ni escuche nada del evento deportivo. Están fuera de ese mundo y no logran desentrañar el por qué de tanto entusiasmo ante algo tan aburrido.

 

Pues creo que ya está. Espero que haya gustado este pequeño análisis personal y totalmente transferible y del que seguro se podrían sacar muchos más tipos. ¿Alguien se anima a dar alguno(s) más?

lunes, 20 de febrero de 2012

Cosas de fútbol

Cuando era todavía un canijo de seis o siete años mi padre me hizo socio del Real Madrid. Todos los domingos iba con él a ver los partidos del equipo de la ciudad, a un campo de tierra apenas delimitado por una especie de arcos de metal que poco o nada aislaban del campo. Allí más que a ver el partido, iba por no quedarme en casa solo y salir un poco a tomar el sol. Mis recuerdos de esos domingos son los hormigueros que lograba descubrir, los juegos con palos y piedras y, alguna vez, el griterío al marcar un gol y mi giro de cabeza para observar ya el balón al fondo de la red. Pero como tenía muy pocos amigos seguía yendo cada domingo al partido de fútbol. De ahí a los domingos por la tarde a ver el fútbol en grande había solo un paso. Pero salvo momentos puntuales no recuerdo con agrado aquellos domingos. Incluso a veces me rebelaba y exigía mi opción de quedarme en casa. Solo con el paso del tiempo he podido comprobar que gracias al fútbol logré acercarme a mi padre como nunca lo hubiera hecho por cualquier otro cauce.


Aunque claro, el poso me quedó de forma irremediable y casi instintivamente asociaba el Real Madrid a mi padre y a mi familia. Porque, como él, toda mi familia participaba de ese sentir. Y me refiero a mis abuelos y a mis tíos, a mis primos. Decir que eras del equipo contrario era casi convertirte en la oveja negra. Por supuesto no te iban a dejar de invitar a comuniones ni a desterrarte a algún país lejano pero era un ir contracorriente que salvo algún rebelde (más por el mismo sentido de rebeldía que porque le gustara más o menos el fútbol). Y precisamente era ese sentimiento no de rebeldía sino de pertenencia a un grupo lo que me aferró aún más al equipo blanco. Y sufría por verle perder. A veces demasiado. Por suerte en mi infancia la quinta del buitre campaba a sus anchas y, el ahora invencible y casi excelso Barcelona, pasaba sin pena ni gloria por los campos.

Con los años aprendí a relativizar los resultados y practiqué una máxima que hasta el día de hoy me ha venido francamente bien:

Alégrate hasta la locura cuando gana tu equipo; mantente indiferente ante la derrota.

[caption id="" align="alignnone" width="199" caption=""El buitre""][/caption]

Y mañana, la segunda parte: Tipologías del aficionado

domingo, 19 de febrero de 2012

Weldon Kees

A veces me dejo llevar por esa Biblioteca de Babel en que se ha convertido Internet y que ya anticipara Borges, y desde un blog voy a otro a traves de enlaces y etiquetas, descubriendo nuevos recorridos. Así es como llegué a Weldon Kees. Un poeta norteamericano que desarrolló toda su obra en la primera mitad del siglo XX. Hombre polifacético y rebelde, pintor y autor de algunos cortos experimentales en los que también compuso la música, acabó su vida de un modo abrupto y misterioso. El 19 de julio de 1955, en el puente de Golden Gate de San Francisco, se encontró su Plymouth Savoy (el clásico coche de la época) con la puerta del conductor abierta y las llaves puestas en el contacto. Cuando sus amigos fueron a su apartamento, solo encontraron a su gato "Lonesome" y un par de calcetines rojos en el fregadero. Sus cuentas y pertenencias habían desaparecido. Ni una sola nota de despedida.

 

Y aún no se sabe si despareció para siempre para cruzar la frontera de México, o si simplemente saltó al vacío desde el puente.

 

Quien sabe...

 

 

Covering Two Years

 

This nothingness that feeds upon itself:

Pencils that turn to water in the hand,

Parts of a sentence, hanging in the air,

Thoughts breaking in the mind like glass,

Blank sheets of paper that reflect the world

Whitened the world that I was silenced by.

 

There were two years of that. Slowly,

Whatever splits, dissevers, cuts, cracks, ravels, or divides

To bring me to that diet of corrosion, burned

And flickered to its terminal. Now in an older hand

I write my name. Now with a voice grown unfamiliar,

I speak to silences of altered rooms,

Shaken by knowledge of recurrence and return.

 

 

Por el lapso de dos años

 

Esta nada que se alimenta de sí misma:

lápices que en la mano se hacen agua,

partes de una oración que cuelgan en el aire,

pensamientos que irrumpen en la mente

como a través de un vidrio roto, páginas

en blanco que del mundo son reflejo, tiñeron

de blanco el mundo que me silenció.

 

Hubo dos años de eso. Lentamente,

aquello, lo que sea, que se parte,

se desarma, se corta, se enmaraña, se raja

o se divide para impulsarme a esa dieta

de corrosión, ardió y luego parpadeó

hasta el final. Ahora, con letra más madura,

trazo mi nombre. Ahora, con la voz extrañada,

les hablo a los silencios de cuartos alterados,

sacudidos por el conocimiento

de la repetición y del retorno.

 

 

Traducción: Ezequiel Zaidenwerg

http://zaidenwerg.blogspot.com/

 

[caption id="" align="alignnone" width="197" caption="Weldon Kees"][/caption]

sábado, 18 de febrero de 2012

Esas pequeñas cosas...

Para mí hay pocas cosas más placenteras que descubrir entre eneas, en una mañana tranquila y soleada, como se abre paso un bello y singular pájaro. Puede ser una garza real, una gracilla cangrejera, un pato colorado o incluso una focha común o un ánade real. En ese momento tienes la sensación de asistir a un acontecimiento único y recuerdas que todavía existe un mundo paralelo al nuestro al cual no pertenecemos. Y lo peor es que quien destruye ese mundo ni siquiera conoce su existencia ni sabrá apreciar jamás su grandeza.

Es una de esas pequeñas cosas que te reconfortan con la vida.

[caption id="" align="alignnone" width="317" caption="Garcilla cangrejera"][/caption]

[caption id="" align="alignnone" width="259" caption="Garza real"][/caption]

Fotos tomadas de:

http://www.ojodigital.com/foro/flora-y-fauna/349680-garcilla-cangrejera.html

http://www.seo-alicante.org/noticias_anteriores/2008/cuaderno_dic08.htm

viernes, 17 de febrero de 2012

Al calor de un café

Aun recuerdo con bastante claridad la primera vez que entré yo solo a tomarme un café. No pasó nada especial. Ningún suceso extraño, nada relevante, ni tan siquiera conocí a alguna chica. Entonces, ¿por qué lo recuerdo? Pues porque fue una de las primeras barreras que logré superar. Sí, algo tan nimio como entrar en una cafetería a tomarse un café era para mí un suceso relativamente incómodo y las cosas incómodas (como supongo que en mayor o menor medida nos sucede a todos) intentaba evitarlas en la medida de lo posible. Y me resultaba incómodo por esa extraña obsesión de creer que el resto del mundo está pendiente de lo que haces y de lo que piensas, cuando en realidad no eres más que un hombre desconocido del que se olvidan nada más alejarse de ellos. 

Por aquel entonces tenía que coger un autobús que me llevara al trabajo justo a la salida de la estación de tren. Siempre llegaba casi veinte minutos antes de la hora así que no tenía muchas opciones aparte de escuchar música o leer algún libro, pues mis compañeros solían apurar mucho más. Además, la cafetería se encontraba en el interior de la estación y no había posibilidad de que perdiera el autobús. Solo pedí un café con leche. Me senté en una de las mesas y respiré hondo, comprobando que el mundo no me señalaba, burlándose por estar solo.

Y me gustó. Me gustó la sensación de poder observar desde fuera, de escuchar conversaciones inocuas o realmente importantes. Fue ese momento el que me impulsó definitivamente a escribir, el que me hizo darme cuenta de que era un escritor, a pesar de que no lograra publicar nada en toda mi vida.



 

jueves, 16 de febrero de 2012

Comienzo

Emprendo este blog como una manera de demostrarme a mí mismo de que puedo escribir de una forma continua y sobre todo escribir de mí y de lo que me rodea; escribir de las series, de los libros, de las películas, de los cómics que me apasionaron o simplemente me atrajeron de un modo u otro.

Mi primer objetivo será publicar un post al día durante un mes.

 

P.D.: La idea del comienzo de esta "aventura" no es mía, fue al leer a la estupenda bloguera acapulco70, cuyo blog recomiendo encarecidamente:

http://acapulco70.com/como-encontrar-un-trabajo/

[caption id="attachment_8" align="alignnone" width="300" caption="La calma antes de la tormenta..."][/caption]