miércoles, 29 de febrero de 2012
Conversaciones...
Apuré mi café, lo acerqué a la barra y me fui de allí con la tranquila sensación de no pertenecer a uno de esos mundos.
martes, 28 de febrero de 2012
Pereza
Así que hoy solo escribiré que no escribo.
lunes, 27 de febrero de 2012
Sueños...
Yo soy uno de esos pobres diablos, uno de esos idiotas que, aunque no logre alcanzar mi sueño, no dejaré de luchar por él.
domingo, 26 de febrero de 2012
El señor de las moscas (1954), William Golding
Es una novela sobre la condición humana, sobre la pérdida de la inocencia. De forma alegórica Golding nos muestra el choque entre el instinto salvaje que destruye el orden, representado por Jack; contra la armonía y la civilización representado por Raphl. La bondad (Simon), la cordura de la sociedad (Piggy), el pueblo común (los más pequeños) serán también otros elementos que aparecen representados.
Una caracola para ejercer el orden. Un jabalí ensartado en un vara afilada, un fuego al que mantener dará demasiados problemas, un suceso macabro y oscuro...
Fragmento:
Estaba de pie, en medio del polvo desencadenado por la lucha, y cuando la tribu advirtió su intención los vítores se transformaron en un prolongado abucheo. Piggy alzó la caracola; el abucheo cedió un poco para surgir después con más fuerza.
—¡Tengo la caracola!
Volvió a gritar:
—¡Os digo que tengo la caracola!
Sorprendentemente, se hizo el silencio esta vez; la tribu sentía curiosidad por oír las divertidas cosas que diría. Silencio y pausa; pero en el silencio, un extraño ruido, como de aire silbante, se produjo cerca de la cabeza de Ralph. Le prestó atención a medias, pero volvió a oírse. Era un ligero «zup». Alguien arrojaba piedras; era Roger, que aún tenía una mano sobre la palanca. A sus pies, Ralph no era más que un montón de pelos y Piggy un saco de grasa.
—Esto es lo que quiero deciros, que os estáis comportando como una pandilla de críos.
Volvieron a abuchearle y a guardar silencio cuando Piggy alzó la blanca y mágica caracola.
—¿Qué es mejor, ser una panda de negros pintarrajeados como vosotros o tener sentido común como Ralph?
Se alzó un gran clamor entre los salvajes. De nuevo gritó Piggy:
—¿Qué es mejor, tener reglas y estar todos de acuerdo o cazar y matar?
De nuevo el clamor y de nuevo: «¡Zup!».
Ralph trató de hacerse oír entre el alboroto.
—¿Qué es mejor, la ley y el rescate o cazar y destrozarlo todo?
Ahora también Jack gritaba y ya no se podían oír las palabras de Ralph. Jack había retrocedido hasta reunirse con la tribu y constituían una masa compacta, amenazadora, con sus lanzas erizadas. Empezaba a atraerles la idea de atacar; se prepararon, decididos a llevarlo a cabo y despejar así el istmo. Ralph se encontraba frente a ellos, ligeramente desviado a un lado y con la lanza preparada. Junto a él estaba Piggy, siempre en sus manos el talismán, la frágil y refulgente belleza de la caracola. La tormenta de ruido les alcanzó como un conjuro de odio. Roger, en lo alto, apoyó todo su peso sobre la palanca, con delirante abandono.
La roca dio de pleno sobre el cuerpo de Piggy, desde el mentón a las rodillas; la caracola estalló en un millar de blancos fragmentos y dejó de existir. Piggy, sin una palabra, sin tiempo ni para un lamento, saltó por los aires, al costado de la roca, girando al mismo tiempo. La roca botó dos veces y se perdió en la selva. Piggy cayo a más de doce metros de distancia y quedó tendido boca arriba sobre la cuadrada losa roja que emergía del mar.
[caption id="" align="alignnone" width="290" caption="Fotograma de la película basada en la novela"][/caption]
sábado, 25 de febrero de 2012
"Los niños tontos", Ana María Matute
Quizás estos relatos sean demasiado crudos y crueles incluso para un adulto, pero de ellos se puede absorber toda la esencia de lo que llamamos vida. El desgarro de perder definitivamente la infancia, del conocimiento de la muerte, de ti mismo...
Fragmento:
Todos los días, cuando volvía del colegio, el niño que soñaba miraba aquella gran ventana del palacio. Dentro de la ventana había un árbol. El niño no lo podía comprender, y ni siquiera en sueños podía explicarselo. Alguna vez le decía a su madre: "En ese palacio, dentro de la habitación, al otro lado del cristal de la ventana, tienen un árbol". La madre le miraba con ojos serios y fijos. De pronto, parecía que tenía miedo, y le ponía la mano en la cabeza: "No importa, niño," le decía. Pero el recuerdo del árbol perseguía al niño fuera de sus sueños. "Vi el árbol ayer por la mañana y ayer por la tarde, dentro de la habitación. Los de ese palacio tienen un árbol en el centro de la sala. Yo los he visto. Es el árbol gemelo del que vive en la acera, dentro de su cuadrito de tierra, entre el cemento. Sí, madre, es el árbol gemelo, les vi ayer hacerse muecas con las ramas." Como no podía ya pensar en otra cosa, hasta sus sueños le abandonaron. Cuando llegaron los días sin mañana, sin tarde, ni noche, cuando la mano de la madre se quedaba micho rato en su frente, para frenar su pensamiento, el niño buscaba afanosamente en el suelo de su cuartito y debajo de la cama: "Tal vez el árbol me vaya buscando por debajo de la tierra, y vaya empujando la tierra, y vaya empujando la tierra, y me encuentre." El miedo de la madre le llegaba al niño a la garganta y sus dientes castañeaban. "No importa, niñó."
Por fin, un día, vino la noche. Entró en el cuarto y se lo llevó todo. "Madre, qué árbol tan grande", dijo el niño, perdido entre sus ramas. Pero ni siquiera oía ya la voz que repetía: "No importa niño, no importa".
[caption id="" align="alignnone" width="202" caption="Portada"][/caption]
Recomiendo encarecidamente esta edición en particular editada por Media Vaca, que al magistral texto se unen las envidiables y magníficas ilustraciones de Javier Olivares.
viernes, 24 de febrero de 2012
Deseos
Hoy, cuando estoy sin ganas y desesperanzado, recuerdo ese viejo tebeo y comienzo a desear con todas mis fuerzas... esperando que vuelva a dar resultado.
jueves, 23 de febrero de 2012
Escalofríos
La próxima vez que me clave en la mirada de una desconocida prometo al menos intentarlo.
miércoles, 22 de febrero de 2012
Pedro Salinas
Uno de los poetas de la famosa Generación del 27. Para él, lo aparente, lo que vemos y palpamos, nos oculta el auténtico fondo de las cosas. Así, su poesía busca esa realidad profunda. Por tanto presenta los objetos y las personas fuera de su circunstancias, como algo esencial. (La amada es siempre un “tú” que no tiene rasgos definidos).
Sin embargo tiene lenguaje sencillo, sobrio, casi cotidiano y natural.
En 1933 publica La voz a ti debida, el libro más importante de Salinas y uno de los libros de poesía amorosa del siglo XX español.
Está dedicada a un único amor, que se trata en su proceso: desde las dudas iniciales hasta la separación y la soledad o la nada final, pasando por los momentos de pasión culminante. Pero no va a través de una sucesión temporal, sino que nos lleva para que perdamos el hilo de la narración lineal.
Aqui os dejo con uno de esos poemas de "La voz a ti de debida".
A la noche se empiezan
a encender las preguntas.
Las hay distantes, quietas,
inmensas, como astros:
preguntan desde allí
siempre
lo mismo: cómo eres.
Otras,
fugaces y menudas,
querrían saber cosas
leves de ti y exactas:
medidas
de tus zapatos, nombre
de la esquina del mundo
donde me esperarías.
Tú no las puedes ver,
pero tienes el sueño
cercado todo él
por interrogaciones
mías.
Y acaso alguna vez
tú, soñando, dirás
que sí, que no, respuestas
de azar y de milagro
a preguntas que ignoras,
que no ves, que no sabes.
Porque no sabes nada;
y cuando te despiertas,
ellas se esconden, ya
invisibles, se apagan.
Y seguirás viviendo
alegre, sin saber
que en media vida tuya
estás siempre cercada
de ansias, de afán, de anhelos,
sin cesar preguntándote
eso que tú no ves
ni puedes contestar.
[caption id="" align="alignnone" width="440" caption=""La pescadora valenciana", Joaquín sorolla"][/caption]
martes, 21 de febrero de 2012
Tipología del aficionado
Aficionado radical agresivo
Este tipo de aficionado es, como el propio título indica, el más peligroso y violento. Utiliza el deporte como mero vehículo para canalizar su agresividad, escudándose en la masa con el resto que son como él, donde puede expresar su odio e intolerancia que en otros ámbitos le sería imposible. Suelen ser jóvenes en un amplio espectro desde la adolescencia (15-16,17 años) hasta la treintena. Más allá de esa edad solo quedan sus líderes que ya son conscientes de su agresividad y la utilizan para manipular a sus pupilos. Hoy el deporte, y en concreto el fútbol, es el sustituto de aquellas guerrillas que asolaban la Tierra en la lucha por los territorios vecinos, el problema está cuando ya no es mera sustitución sino el eco inmediato de esa violencia.
[caption id="" align="alignnone" width="768" caption="Violencia Ultra en Egipto"][/caption]
Aficionado gruñón
Para él todos los que no siguen su cuerda están en su contra de su equipo. Terriblemente susceptible, es habitual de los programas deportivos de radio y televisión de cuyos presentadores exige la confesión de su equipo favorito, casi siempre creyendo que conspira contra el suyo cuando en realidad la mayoría de las veces no hacen más que arrimar el ascua a la sardina que más les favorece en cada momento. Sufridores natos que se toman el deporte demasiado en serio quizás porque sin él su vida se le haría insoportable.
Aficionado fanático devoto
Podríamos decir que es una variante del tipo anterior, como si diéramos una vuelta de tuerca de más. De alguna forma sustituyen cierta carencia afectiva que, en mayor o menor grado, suelen tener (aunque en realidad quién no tiene en mayor o menor grado esa carencia...) y hacen de su equipo el único valor importante en su vida. Suelen ser los tipos raros, los que siempre suelen salir en los zapping y en resúmenes deportivos para mostrarnos su rareza, su extrema pasión por el equipo de sus amores. Sería envidiable su actitud sino fuera porque igual que lloran de emoción y de alegría casi hasta el paroxismo también caen casi en depresión cuando los resultados van mal y su alegría anterior se torna en tragedia.
[caption id="" align="alignnone" width="244" caption="Descenso del Betis"][/caption]
Aficionado "estandar"
El ponderado. El que se alegra enormemente por las victorias y al que tan solo le disgustan ligeramente las derrotas. Son los que ocupan el grueso de la afición cuando todo viene de cara y los que abandonan cuando se tuercen. Para él es solo un juego, un divertimento que sirve de excusa para estar con amigos y tener siempre temas de conversación. Con matices claro está, pero creo que es el tipo de aficionado al que me adscribiría.
Aficionado Puntual
El que solo es aficionado cuando ocurre un gran evento deportivo como las olimpiadas, o una Eurocopa o un Mundial de fútbol. Animan incluso más que los habituales pues se sienten como parte de un espectáculo que no es solo deportivo sino un acto social en el que todos participamos. Aparecen, claro está, con la selección española pues simboliza a todo un grupo del que, como ya he dicho, formamos parte.
El no Aficionado
Cuando toda una ciudad o incluso todo un país está encerrado en bares o o salones de la casa, él se va al cine o al teatro o a cualquier otro lugar donde no se hable ni escuche nada del evento deportivo. Están fuera de ese mundo y no logran desentrañar el por qué de tanto entusiasmo ante algo tan aburrido.
Pues creo que ya está. Espero que haya gustado este pequeño análisis personal y totalmente transferible y del que seguro se podrían sacar muchos más tipos. ¿Alguien se anima a dar alguno(s) más?
lunes, 20 de febrero de 2012
Cosas de fútbol
Aunque claro, el poso me quedó de forma irremediable y casi instintivamente asociaba el Real Madrid a mi padre y a mi familia. Porque, como él, toda mi familia participaba de ese sentir. Y me refiero a mis abuelos y a mis tíos, a mis primos. Decir que eras del equipo contrario era casi convertirte en la oveja negra. Por supuesto no te iban a dejar de invitar a comuniones ni a desterrarte a algún país lejano pero era un ir contracorriente que salvo algún rebelde (más por el mismo sentido de rebeldía que porque le gustara más o menos el fútbol). Y precisamente era ese sentimiento no de rebeldía sino de pertenencia a un grupo lo que me aferró aún más al equipo blanco. Y sufría por verle perder. A veces demasiado. Por suerte en mi infancia la quinta del buitre campaba a sus anchas y, el ahora invencible y casi excelso Barcelona, pasaba sin pena ni gloria por los campos.
Con los años aprendí a relativizar los resultados y practiqué una máxima que hasta el día de hoy me ha venido francamente bien:
Alégrate hasta la locura cuando gana tu equipo; mantente indiferente ante la derrota.
[caption id="" align="alignnone" width="199" caption=""El buitre""][/caption]
Y mañana, la segunda parte: Tipologías del aficionado
domingo, 19 de febrero de 2012
Weldon Kees
Y aún no se sabe si despareció para siempre para cruzar la frontera de México, o si simplemente saltó al vacío desde el puente.
Quien sabe...
Covering Two Years
This nothingness that feeds upon itself:
Pencils that turn to water in the hand,
Parts of a sentence, hanging in the air,
Thoughts breaking in the mind like glass,
Blank sheets of paper that reflect the world
Whitened the world that I was silenced by.
There were two years of that. Slowly,
Whatever splits, dissevers, cuts, cracks, ravels, or divides
To bring me to that diet of corrosion, burned
And flickered to its terminal. Now in an older hand
I write my name. Now with a voice grown unfamiliar,
I speak to silences of altered rooms,
Shaken by knowledge of recurrence and return.
Por el lapso de dos años
Esta nada que se alimenta de sí misma:
lápices que en la mano se hacen agua,
partes de una oración que cuelgan en el aire,
pensamientos que irrumpen en la mente
como a través de un vidrio roto, páginas
en blanco que del mundo son reflejo, tiñeron
de blanco el mundo que me silenció.
Hubo dos años de eso. Lentamente,
aquello, lo que sea, que se parte,
se desarma, se corta, se enmaraña, se raja
o se divide para impulsarme a esa dieta
de corrosión, ardió y luego parpadeó
hasta el final. Ahora, con letra más madura,
trazo mi nombre. Ahora, con la voz extrañada,
les hablo a los silencios de cuartos alterados,
sacudidos por el conocimiento
de la repetición y del retorno.
Traducción: Ezequiel Zaidenwerg
http://zaidenwerg.blogspot.com/
[caption id="" align="alignnone" width="197" caption="Weldon Kees"][/caption]
sábado, 18 de febrero de 2012
Esas pequeñas cosas...
Es una de esas pequeñas cosas que te reconfortan con la vida.
[caption id="" align="alignnone" width="317" caption="Garcilla cangrejera"][/caption]
[caption id="" align="alignnone" width="259" caption="Garza real"][/caption]
Fotos tomadas de:
http://www.ojodigital.com/foro/flora-y-fauna/349680-garcilla-cangrejera.html
http://www.seo-alicante.org/noticias_anteriores/2008/cuaderno_dic08.htm
viernes, 17 de febrero de 2012
Al calor de un café
Por aquel entonces tenía que coger un autobús que me llevara al trabajo justo a la salida de la estación de tren. Siempre llegaba casi veinte minutos antes de la hora así que no tenía muchas opciones aparte de escuchar música o leer algún libro, pues mis compañeros solían apurar mucho más. Además, la cafetería se encontraba en el interior de la estación y no había posibilidad de que perdiera el autobús. Solo pedí un café con leche. Me senté en una de las mesas y respiré hondo, comprobando que el mundo no me señalaba, burlándose por estar solo.
Y me gustó. Me gustó la sensación de poder observar desde fuera, de escuchar conversaciones inocuas o realmente importantes. Fue ese momento el que me impulsó definitivamente a escribir, el que me hizo darme cuenta de que era un escritor, a pesar de que no lograra publicar nada en toda mi vida.
jueves, 16 de febrero de 2012
Comienzo
Mi primer objetivo será publicar un post al día durante un mes.
P.D.: La idea del comienzo de esta "aventura" no es mía, fue al leer a la estupenda bloguera acapulco70, cuyo blog recomiendo encarecidamente:
http://acapulco70.com/como-encontrar-un-trabajo/
[caption id="attachment_8" align="alignnone" width="300" caption="La calma antes de la tormenta..."][/caption]