miércoles, 22 de febrero de 2012

Pedro Salinas

Uno de los poetas de la famosa Generación del 27. Para él, lo aparente, lo que vemos y palpamos, nos oculta el auténtico fondo de las cosas. Así, su poesía busca esa realidad profunda. Por tanto presenta los objetos y las personas fuera de su circunstancias, como algo esencial. (La amada es siempre un “tú” que no tiene rasgos definidos).


Sin embargo tiene lenguaje sencillo, sobrio, casi cotidiano y natural.


En 1933 publica La voz a ti debida, el libro más importante de Salinas y uno de los libros de poesía amorosa del siglo XX español.


Está dedicada a un único amor, que se trata en su proceso: desde las dudas iniciales hasta la separación y la soledad o la nada final, pasando por los momentos de pasión culminante. Pero no va a través de una sucesión temporal, sino que nos lleva para que perdamos el hilo de la narración lineal.


Aqui os dejo con uno de esos poemas de "La voz a ti de debida".

A la noche se empiezan

a encender las preguntas.

Las hay distantes, quietas,

inmensas, como astros:

preguntan desde allí

siempre

lo mismo: cómo eres.

Otras,

fugaces y menudas,

querrían saber cosas

leves de ti y exactas:

medidas

de tus zapatos, nombre

de la esquina del mundo

donde me esperarías.

Tú no las puedes ver,

pero tienes el sueño

cercado todo él

por interrogaciones

mías.

Y acaso alguna vez

tú, soñando, dirás

que sí, que no, respuestas

de azar y de milagro

a preguntas que ignoras,

que no ves, que no sabes.

Porque no sabes nada;

y cuando te despiertas,

ellas se esconden, ya

invisibles, se apagan.

Y seguirás viviendo

alegre, sin saber

que en media vida tuya

estás siempre cercada

de ansias, de afán, de anhelos,

sin cesar preguntándote

eso que tú no ves

ni puedes contestar.

[caption id="" align="alignnone" width="440" caption=""La pescadora valenciana", Joaquín sorolla"][/caption]

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