Desiertos Ficticios
Habitaciones vacías, sueños olvidados, canciones ocultas, lágrimas rebeldes... Cada una de esas ideas es poesía y nada a un tiempo. No se puede definir poesía como algo real y tangible, algo definitorio. Cada persona tiene su idea de poesía y todas y cada una de ellas tiene razón. Una estrella olvidada en el oscuro cajón de un rudo marinero tiene la misma capacidad poética que la sonrisa de un hijo. Cada vez que alguien aparta su mirada de la realidad se acerca a la poesía, ya sea para leer un poema o contemplar el amanecer. Todo puede ser poético y real a la vez.
Este poemario nace de la necesidad de indagar en esa incertidumbre que siempre me pareció la poesía.
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Fragmentos:
Otoño
Todo se convirtió en polvo.
Las ruinas se arrastraban
a través de papeles incandescentes
cuando las esferas sofocaron
el llanto mísero de las libélulas.
Y una música frágil y peligrosa
desembocó en las baldías sombras
donde se mecía la niebla que confundía los sueños.
Fue entonces cuando comenzaron a morir las leyendas
cansadas de suplicar a los espíritus.
Pero la lluvia sostenía el dolor de las hojas
que se derrumbaban en los silencios de las aceras.
Las nubes se extendieron, grises y melancólicas,
por el turbio páramo
donde van a descansar mis lágrimas.
El olvido azul
Era una tarde de lluvia y espejos
de silencios clandestinos
ocultos en el desencuentro de un café.
Aparto mis dudas de mi copa
y corro a fugarme en los carteles
de los autobuses.
Ignoro si esto me traerá
la palabra perfecta.
El ideal de la mujer
que se perdía en la memoria de los sueños.
Solo sé que existo
y que te refugias en la mirada
de los asesinos,
para poder huir al lugar
donde se destruyen los recuerdos.
Quédate en mí, y prometo
no ser capaz de mentir
no ser capaz de vivir sin tu memoria.
...
Las gotas de lluvia siguen cayendo.
Tu rostro
ya no me pertenece.
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